7. EL Ecuménismo de la oración

EL ECUMÉNISMO DE LA ORACIÓN

Introducción al texto fundador de la Asociatión
por la Memoria del Padre Marie-Antoine1 


         

¿Por qué "ecuménismo"   



Cercano, por el sentido, de la palabra «Universalidad», sentido que engloba, la palabra «ecumenismo» la enriquece de las nociones fuertes de solidaridad, de voluntad de unificación.

Estas dos nociones: solidaridad y unificación, se encuentran en la cuidado permanente del P. Marie-Antoine de incitar a los cristianos a reunirse, a organizarse. Su idea es que hay que reagruparse, unir sus fuerzas para ser más fuerte en la acción, en el servicio de sus convicciones, en el servicio de Dios, en el servicio del amor de Dios, es decir en el servicio de los más débiles, de los más desdichados, de los más pobres, en el servicio de la salvación del mundo. «Antes del fin del mundo, escribe, todas las naciones entraran en la unidad traída a la tierra por Jesucristo y continuada por su Iglesia. Todo prepara a esta unidad: descubrimientos, movimiento inmenso y misterioso. Los que quieren un mundo sin Dios, los que niegan a Dios, y que creen que este gran movimiento de universalidad es debido a ellos, se equivocan. Es por la Iglesia católica. A nosotros, desde ahora, nos toca preparar esta asociación universal ».

Debout.jpgPadre Marie-Antoine à 41 años

Nosotros lo creemos firmemente, la Iglesia Católica romana es la más cercana al conocimiento del misterio de Dios, aquella donde el poder del Espíritu Santo es más fuerte. Lo que la conduce a avanzar de siglo en siglo, de dogma en dogma, de revelación en revelación, siempre más lejos en este conocimiento del misterio de Dios, y, entonces, de la gracia y del amor de Dios.

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Nosotros lo creemos firmemente, la Iglesia es cuerpo de Cristo, los fieles son los miembros de este cuerpo, y el papa es el sucesor de Pedro designado por Cristo. Sin embargo, el cuerpo de Cristo es más vasto que la Iglesia visible, él concierne «toda la tierra habitada», du vocación es «universal». Y la Iglesia cuerpo de Cristo es el proyecto visible del amor de Dios por la humanidad que quiere que el género humano entero, es decir desde su creación, constituya un solo pueblo de Dios . 

No hay más que un soloDios, y un solo pueblo de Dios. Son los hombres quienes dividen, es nuestro mundo quien crea las divisiones, quien divide lo que Dios quiere reunir. Somos todos más o menos iguales, en Dios no hay divisiones ni religiones.

Para cada confesión y cada hombre, todo está en el grado de conocimiento del misterio de Dios. Ante Dios, no puede haber divisiones, ni compartimientos, todas las religiones son de la misma naturaleza, a saber: un reconocimiento de las creaturas frente a su Creador. De manera que toda plegaria hecha con un corazón puro, es igualmente agradable a Dios, cualquiera sea la manera de orar a través de los tiempos, los individuos, las sociedades.



  El ecuménismo de la oración


El ecuménismo es una realidad objetiva, por la oración de aquellos que oran, cualquiera sea la forma: eso es el ecumenismo de la oración. Una realidad de todos los tiempos, que los hombres perciben más y más claramente, y en particular la Iglesia católica de este siglo XXI. El ecumenismo concierne toda la tierra habitada, el ecumenismo es nuestra patria habitada, el patrimonio habitado de la humanidad. El ecumenismo define la unidad, la unión perfecta por venir de la humanidad en marcha desde Adán y Eva, hacia el conocimiento de Dios, y, pues, hacia el Dios único. En consecuencia, nosotros , cristianos, sabemos que hay un Dios en tres personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Y tenemos muchas cosas para comprender aún.

La Iglesia dice: «Rezar es una necesidad vital ». Vital como respirar. ¿Qué hay más universal, y, si se quiere, más ecuménico que la oración?

El P. Marie-Antoine puso la oración en el corazón de su vida, de su espiritualidad, de su apostolado, de su amor por Dios y sus hermanos. En su libro La Sainte Amitié (La Santa Amistad) hace suyas estas palabras de san Alfonso de Ligorio: «Yo no quisiera predicar sino un solo sermón, y lo terminaría con esta sola palabra:“¡Orad! ¡Orad! ¡Orad!” Con este solo sermón, yo salvaría al mundo. »
 
Rezar, ¿una necesidad vital? El P. Marie-Antoine lo dice con otras palabras: «El encuentro con Dios y el alma sobre la escala de oro de la fe, este dulce beso de amor, he aquí la vida divina: es sobre todo por la oración, expresión maravillosa por excelencia de la fe, que se opera este maravilloso abrazo de amor. Si tu alma se abre a la plegaria, ella aspira a Dios, su elemento vital; hela allí viviente. Si ella se cierra a la plegaria, muere asfixiada, absolutamente como el corazón que no respira más. »

Según el testimonio escrito que tenemos del relato del Hno Paul de las Escuelas Cristianas, cofundador y primer «pastor» de la asociación Notre-Dame des Frères de la rue (Nuestra Señora de la calle), un jueves, al final de la distribución de paquetes, cuando estaba en oración, «sentí una presencia detrás de mí. Me volví y vi como una silueta oscura de donde salía una larga barba, sin duda uno de nuestros protegidos, pensé. Él me dijo: “¡Rezad!... ¡Rezad!... ¡Continuad!... ¡Está bien!...” Yo volví a rezar. Pero, turbado por esta presencia, me volví… y no había nada, la silueta había desaparecido.»por la oración de aquellos que oran, cualquiera sea la forma: eso es el ecumenismo de la oración. Una realidad de todos los tiempos, que los hombres perciben más y más claramente, y en particular la Iglesia católica de este siglo XXI. El ecumenismo concierne toda la tierra habitada, el ecumenismo es nuestra patria habitada, el patrimonio habitado de la humanidad. El ecumenismo define la unidad, la unión perfecta por venir de la humanidad en marcha desde Adán y Eva, hacia el conocimiento de Dios, y, pues, hacia el Dios único. En consecuencia, nosotros , cristianos, sabemos que hay un Dios en tres personas, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Y tenemos muchas cosas para comprender aún.

En fin, no hay movimiento auténtico de oración hacia Dios sin humildad. «Porque él se sometió en todo, fue escuchado », «Si mi pueblo sobre quien mi nombre es invocado se humilla, reza, busca mi presencia y se arrepiente, yo, en el cielo, escucharé, y perdonaré ».

El ecumenismo de la oración se abre, se fortifica en la humildad. Y es combatiendo el orgullo por la oración y una contrición perfecta, que construiremos la gran familia humana, y la casa donde solamente puede ser reunida: el Reino de Dios que vino a anunciar a toda la creación Jesús, Cristo y Señor.

Es en esta perspectiva, que no pertenece sino a Dios, que podemos decir a los hombres nuestros hermanos, de todas las razas y de todas las confesiones, retomando la frase del P. Marie-Antoine a los protestantes de Vabre: «Sí, siempre habrá un amigo que elevará por vosotros al cielo sus manos suplicantes y que os esperará sobre el corazón de Jesús para daros allí el beso del amor eterno ».

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